TORRESMENUDAS

Saliendo al camino de la reconquista

Torresmenudas

Desde lejos atisbo la villa que reconoce en su nombre el valor defensivo mantenido durante la reconquista. Para llegar a ella, atravieso tierras que son testigo del semblante de los labradores. Hacia la carretera de Aldearrodrigo, atravesando Cañedo, atalayas de encinas, robles y alcornoques conforman el monte que nutre la mirada y el brasero. Cinceles del siglo XII nos permiten comprobar el paso del tiempo en los vestigios románicos que conservan la portada de su Iglesia. Antes de pasar a nuestros días, piedra, metal y madera formaron la torre, las campanas y las tallas en su interior; las heredamos del siglo XVI.

Sendereo por el conocido Camino de los Huertos, donde el agua manaba bajo el esfuerzo del asno hace décadas y aún perviven en cada huerta norias, nogales y cigüeñales. Carrascos y guindos nos acompañan por el camino hasta Fuenteserrana. Ningún paisano recuerda haber visto seco el manantial. Agradecidos, recuperaron el rincón piedra a piedra en 2002.

No hay que perderse: El moral que forma parte de la Ruta de Catedrales Vivas, junto al Ayuntamiento. Visitar el pueblo un Lunes de aguas, festividad grande y aprovechar a comer el hornazo en el monte, más allá de la dehesa de Casablanca. “Salir a caminos” a cambio de un escabeche típico, en carnaval, y así colaborar en la conservación de los caminos del pueblo.

Detalle curioso: El Doctor Filiberto Villalobos se consideraba torresmenudense por pasar su infancia y juventud en el pueblo. A él, se le dedica calle en el pueblo y memoria en los vecinos más longevos.