SAN PEDRO DEL VALLE Y CARRASCAL de VELAMBÉLEZ

Cordón umbilical entre lomas de carrascas

San Pedro del Valle

Un cordón umbilical con barbechos y cereales forman el valle de aldeanos carrascaleños y sanpedrinos. Salpican el paisaje montes y carrascas, charcas que recogen el croar de las ranas. Y es que fue Vélez, conde medieval, quien nombró la primera villa. Un vecino me abre la iglesia, nacida en el XII, Nuestra Señora del Castillo. Silenciosa en el tiempo, pero de alto valor para toda Castilla y León. Barroco y Medievo enfrentados en la restauración de 1995 al descubrir que, tras el retablo barroco, se ocultaba todo un mural de pinturas del XVI.

Dos kilómetros más arriba el patrón, San Pedro, me da bienvenida y nombre a la capital del municipio. Aún se oye el eco de la pelota al golpear durante generaciones el muro castellano de su frontón. Sombreado de negrillos un camino desemboca en la fuente, donde uno se da cuenta que sí se puede conjugar piedra, agua y madera con los siglos. Un fresno centenario, integrado en la piedra y en la ruta de Catedrales Vivas, será quien lo cuente.

No hay que perderse: Las perrunillas y la degustación de productos típicos el día de San Pedro. Un paseo entre encinas hasta el monte Gallardo, posiblemente escucharás el vuelo pausado de los buitres leonados. Fabricar con tus manos queso de las ovejas de la finca de Alora.

Detalle curioso: Fíjate en las pozas situadas en la fuente, donde antiguamente lavaban a mano apoyados en la tajuela. Al igual que los vecinos de otros pueblos, no olvides proveerte del agua de manantial para llevarte a casa, no será la última vez que lo hagas.