CALZADA DE VALDUNCIEL

Un museo en las calles

Calzada de Valdunciel

Todo viajero que se precie ha de recorrer la Vía de la Plata. En ella se halla el viajero, observando con atención la hilera de miliarios romanos al pie de la calzada, en el pueblo del mismo nombre. Es inevitable pensar los siglos que han visto pasar, los cambios en el pueblo… Aunque también se pregunta uno cómo fue la vida de los canteros que trabajaron estas piedras.

Es este pueblo un museo abierto; aunque también aloja uno bajo techo: el llamado Centro de Interpretación de los Caminos Históricos. En él se descubren los valores asociados a las antiguas vías: construcciones como puentes o posadas, las personas y personajes que los recorrieron, los trazados en el devenir del tiempo o las maneras de transportarse. Una necesaria reflexión sobre el significado de los caminos en nuestras vidas, más importante de lo que nos podemos imaginar.

Antes del retiro para el merecido descanso, tras unos buenos kilómetros de sudores y cansancio, una parada destinada a curiosear en la Fuente Buena. Belleza de bóveda y sillares, con el semblante medieval que la define. Increíble resulta el petril: una estela de granito con una fémina tallada. Una mano bajo el pecho, la otra asida a una copa. ¡Cuántos misterios en tan poco espacio! Este pensar acunará el sueño en el Albergue de Peregrinos.

No hay que perderse: Centro de Interpretación de los Caminos Históricos, la Plaza de los Miliarios, la Iglesia Parroquial en honor a Santa Elena... Y, por supuesto, refrescarse en la Fuente Buena.

Detalle curioso: En la iglesia, encastrada en uno de los arcos de la nave principal, se encuentra una piedra gótica donde se representa a un rey o un guerrero, perteneciente a un sepulcro desaparecido.